Press. Jazz Hot, N* 584, 10/2001
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Bayona. Jazz en las murallas, 17 al 23 de julio.
Junto a estos cambios, positivos en conjunto,
también hay constantes en Bayona, y la primera es la
coherencia del programa. Ha habido una cincuentena de conciertos,
es decir, ocho diarios, y fuera cual fuera la corriente, el
estilo, todos nos hablaban de jazz. (…)
El claustro de la catedral se ha convertido en un «clásico».
La atmósfera del lugar y la calidad de la audición
nos deparan cada año conciertos excepcionales. Si el
dúo de Stéfan Patry/Michel Delakian, con un
repertorio de espirituales, resultó agradable, y la
reunión de Johnny Griffin y Hervé Sellin (saxo
tenor y piano) y las actuaciones en solitario de los pianistas
Benny Green y Chris Hopkins fueron interesantes, dos momentos
resultaron excepcionales por su densidad: la presencia de
Cyrus Chestnut (piano solo) confirmó que, en este formato,
el pianista domina plenamente la gran tradición del
piano de jazz: lirismo, virtuosismo, expresividad y swing.
Abordó todos los registros y estilos, del espiritual
al blues, Fats Waller y Charlie Parker con —según
suele últimamente— pequeños juegos en
torno a la música clásica, que suscitaron algún
reparo. ¿Pero ya no nos acordamos de que Art Tatum,
Django, Phineas Newborn o Bud Powell no se privaron de estos
placeres? Asistir a un concierto como éste es un privilegio
del que no todo el mundo es consciente, y no sabemos qué
sensación pudo tener Ignasi Terraza, presente entre
el público, y que al día siguiente tenía
que ocupar el asiento aún caliente del pianista americano.
En cualquier caso, el pianista ciego de Barcelona no se acomplejó
nada. Su concierto del día siguente respondió
con otra sensibilidad y con otras cualidades a la misma urdimbre
que el de Cyrus Chestnut. Referencia a la tradición
(Ellington y Armstrong para abrir, Fats Waller en un hermoso
«Handful of Keys», un «Prelude to a Kiss»
con un toque muy de impresionismo francés, guiños
a la tradición del piano, unísonos con ambas
manos, acordes de blocks, encadenamientos a lo Bud Powell…).
Todo se dio con una gran tensión, de manera emotiva,
en contraste con la aparente facilidad y relajación
de Chestnut. Estos dos músicos tampoco tienen ningún
miedo de ser diferentes en sus referencias, de acentuar, de
tocar con una mano izquierda poderosa. El público del
claustro, al que hay que felicitar por su actitud, manifestó
su entusiasmo toda la semana y sobre todo en estas dos ocasiones.
(…) hay que decirlo, la mayor sorpresa y satisfacción
de este festival, junto a la formación de Dan Barrett
y a nuestros solistas de piano del claustro, vino de ese monstruo
del swing que es el hermano de Nat King Cole, Freddy Cole.
Richard Anou/Yves Sportis
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