Press. El Periódico, 05/10/1999

“En música, la fusión es confusión”.

Aparecido con este artículo. Por Cabané para El Periódico.

LA ENTREVISTA


Escuchar a este músico, considerado por los entendidos como uno de los mejores pianistas de jazz, es entender que esos coches que vomitan ruido por la Eixample en las madrugadas son el anuncio de algo peor que el hilo musical. Su trío –Ignasi Terraza Trío- inaugura hoy espectáculo y presenta nuevo disco: Let me Tell you Something.

- ¿Por qué un concierto a oscuras?

- Porque quizá una nota vale más que 1.000 imágenes. Intentamos demostrar que para oír música, para sentirla, no son necesarios grandes montajes escénicos. Por eso hemos decidido proponer esta experiencia al público

- ¿Toda canción es un viaje?

- Creo que debe serlo. Para mí, lo es. Y cuando la música sólo se reduce a notas, a técnica, a malabarismos, no hay viaje. Un verdadero músico nunca te deja colgado en un aeropuerto.

- ¿ Contrabajo?

- El Sonido del contrabajo me sugiere a un individuo gordo, apacible. La batería, a un individuo delgado y ágil, inquieto.

- ¿Y el piano?

- Es más difícil de definir. En el piano intervienen las dos manos, dos señores, dos individuos.

- ¿Cómo son esos individuos?

- El de la izquierda, el señor de la izquierda –hablo de mí- es más torpe, pero tiene más fuerza. Es un individuo ancho. Interviene poco, pero cuando dice la suya, sorprende.

- Quizá sea tímido

- Je, je. Podría serlo, sí. El señor de la derecha, el que vive en mi mano derecha, es más extrovertido y tiene más facilidad para explicar las cosas. Cuando mejor se expresa es cuando cuenta las cosas que querría decir el señor de la derecha. A veces, suele haber conflicto entre esos dos individuos, y es entonces cuando yo intervengo.

- ¿Que tiene un trío que no tenga un cuarteto?

- Para un pianista, la formación más clásica es el trío. Es la orquesta mínima. El piano es uno de los instrumentos más autosuficientes, pero complementado con la fuerza rítmica de la batería y con las líneas del contrabajo, que complementan a su vez el sonido y liberan al pianista de tener que hacer todos los acompañamientos con la mano izquierda, el resultado es más pleno.

- ¿Por que se decidió usted por el jazz?

- Cuando perdí la vista, a mis diez años, oí hablar de Tete Montoliu. Fui a varios de sus conciertos y al finalizar uno de ellos me acerqué a él y le pregunté qué era el jazz. Me sorprendía que un pianista también ciego hubiese podido llegar tan alto, a un nivel de máxima calidad y de reconocimiento internacional.

- ¿Y que le respondió?

- Me hizo ver que el jazz, para un ciego, no presentaba ningún tipo de limitación. Yo, entonces, estudiaba piano en el conservatorio y tenia el problema de las partituras, cuyo problema es la memorización de las mismas.

- ¿No puede un músico ciego interpretar música clásica?

- .Si, pero tiene la limitación de las partituras. El jazz al basarse más en la improvisación, te brinda una libertad absoluta.

- En la carátula de su nuevo disco nos pide que le dejemos explicarse. ¿Qué nos explica usted?

- En este disco, compuesto de melodías de jazz muy conocidas, hemos intentado presentarlas de una forma muy personal.

- ¿Sonido?

- Sonido, sonido. Hablo de sonido personal. Y creo, modestamente, que lo hemos conseguido. Nosotros pensamos que aún se pueden decir muchas cosas a través del jazz sin necesidad de recurrir...

- ¿A qué?

- A caminos más fáciles. Me refiero a intentar una mezcla con otras músicas, opción, que quede claro, muy respetable.

- Pero no es usted un entusiasta de eso que llama fusión.

- No, para mí, en música, la fusión es sólo confusión.

- ¿Cada vez son más raros los sonidos personales?

- Por desgracia sí. Y ello es en parte, consecuencia de las fusiones. Es evidente que si usted coge a dos buenos músicos, uno de jazz y otro, por ejemplo de flamenco, el resultado será satisfactorio. Pero lo que generalmente se entiende por fusión es ir cogiendo un poco de aquí y otro poco de allá.

- ¿La llamada fusión sirve para que a ciertos mediocres se les note menos su mediocridad

- Je, je. Aunque suena un poco duro, sí.


- Lo he dicho yo, no usted.

- En ocasiones si parece que ocurre eso que usted dice.

- Un tema de su nuevo disco.

- Si tengo que elegir un tema me quedo con Misty, que quiere decir neblina. Es una nana. Mientras lo estaba grabando imaginaba a mi hija durmiendo en su cuna. Los tema son una simple excusa, son un punto de partida y a partir del mismo avanzas y no sabes a donde llegarás.


- ¿Nada define mejor a esta sociedad nuestra que la llamada música máquina?

- Sí. Hemos perdido la noción de lo que es el verdadero ritmo y de la importancia que tiene. La como usted dice llamada música máquina es la negación del ritmo.


- ¿Solo se agitan?

- Solo se agitan. La música máquina no tiene nada de rítmica. Cuando usted sale de un concierto y en el mismo ha habido auténtico ritmo, usted sale en paz consigo mismo, se ha liberado de sus demonios cotidianos. La música máquina, que se está apoderando de todo porque es más barato tener una máquina que músicos, simplemente altera. Altera más. Además suprime la música en directo, en definitiva, el espectáculo.


- ¿Que necesita entre nosotros el jazz?

- Más locales. Faltan espacios donde se pueda escuchar jazz regularmente. En Barcelona, por ejemplo, solo podemos escuchar un buen concierto de jazz, un número uno, durante el festival de Jazz de Barcelona, en el Palau. El aforo de los clubs, más reducido, impide en muchas ocasiones que se pueda pagar a un número uno.

- Se acaban de apagar todas las luces.

Arturo San Agustín


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